Cabezón prepotente

Otro de mis odios y cada día el de más gente
A Alonso le tengo manía por su prepotencia, por lo llorón que es, y por su capacidad para echar las culpas a su equipo cuando las cosas no le van... rodadas.

Recuerdo perfectamente el día en que empezó a caerme mal: al final de unos entrenamientos un niño de unos 7 años se le acercó con toda la ilusión del mundo para pedirle un autógrafo y Alonso pasó junto a él y no se dignó a hacer un garabato en la libreta del chaval. Al ver la cara de decepción del crío no pude evitar comenzar a odiarle.

Y si todo esto no fuese suficiente, va ahora y se va a visitar a la Legión al Líbano y se fotografía con gorro hecho a partir de una tienda canadiense para 12 personas. ¡Alonsoooo, cabezóooon!